La conmemoración de esta fecha sirve, sin duda, para promover el uso de este medio no contaminante de transporte, para reivindicar los derechos de los ciclistas y, finalmente, para que muchos conozcan los beneficios que tiene el uso de la bicicleta en la salud, tanto de personas como del planeta.
En el país, gracias a las últimas alegrías dadas por ciclistas de talla mundial como Richard Carapaz, Jhonathan Narváez, Jonathan Caicedo, entre otros, hay más interés por este tema. Aunque, todavía falta mucho por hacer en cuanto a respeto y empatía por quienes deciden circular sobre sus ‘caballitos de acero’, por las distintas vías de la ciudad.
Pues bien, retomando la historia inicial, es necesario situarse en el 19 de abril de 1943. La Segunda Guerra Mundial estaba en su momento más crítico, pero eso no impidió que Albert Hofmann hiciera un experimento inusual. En su laboratorio quería determinar los efectos psicotrópicos de la dietilamida de ácido lisérgico, que pasó a la fama como LSD. Para ello, tomó una dosis deliberada de 0.20 miligramos, tres días antes la había consumido por error.
El suizo empezó a ‘volar’, a ver cosas raras o mejor dicho a alucinar. Por eso pidió a su ayudante que lo acompañara hasta su casa. Viaje que debieron hacer en bicicleta, ya que el uso de autos estaba prohibido por la Guerra. En un inicio se asustó y fue al médico, pues pensó que estaba envenenado. Pero, más tarde tuvo efectos placenteros y sensaciones de relajación. Es más, al utilizar su bici, admitió que las alucinaciones fueron mucho mayores. ‘Fantásticas imágenes caleidoscópicas surgían en mí, alternantes, variadas, se abrían y cerraban en círculos y espirales, y explotaban como fuentes de color, se reordenaban y mezclaban en un flujo constante…’, manifestó el científico.
Aunque aquel día fue memorable para Hofmann, quedó en el olvido por casi cuatro décadas. Eran mediados de los ochentas, cuando el profesor universitario Thomas B. Roberts, quiso conmemorar la experiencia que vivió el suizo. En ese afán, organizó una fiesta en su casa de DeKalb (Illinois, Estados Unidos) y como no podía ser de otra manera, bautizó a ese día como el de la bicicleta, pues ese medio de transporte fue el gran protagonista en el descubrimiento del LSD.
Pese a lo entretenida que pueda sonar esta historia, es importante no perder de vista una realidad latente: el irrespeto a los ciclistas. Un estudio, realizado en 2021, reveló que 300 personas, a bordo de sus bicicletas, murieron por accidentes entre 2004 y 2017. Los decesos no pararon y en 2019 hubo cuatro muertos más. A los que se sumaron siete en 2020. Una realidad dolorosa, que debe invitar a las autoridades y sociedad en general a tomar conciencia sobre la seriedad del tema. Ojalá este día sirva -en algo- para ello y para que estas muertes paren de inmediato. Una forma rápida y que no cuesta nada hacerla es respetar la distancia mínima entre autos y ciclistas, que debe ser de 1,50 metros.